Algunos
lloran durante el viaje. Sentados en asientos separados, las lágrimas resbalan
por sus ojos confundiéndose con las gotas de lluvia que golpean el cristal de
las ventanas. Mientras, otros duermen plácidamente en las literas sin que la
tormenta les aparte de su sueño.
–¿Asiento
o litera? –pregunta el revisor.
–Litera,
por supuesto –dice sonriente un nuevo pasajero.