12.3.08

Amante dormido

Debían de ser aproximadamente las tres y media de la madrugada cuando consiguió abrir la puerta de su piso, recogió su bolso del suelo, que había caído mientras luchaba contra aquella cerradura, y entro en él para dirigirse velozmente al cuarto de baño donde se encendió un cigarrillo. Sentada en la taza del váter apoyaba los codos sobre las rodillas para conseguir sujetar su cabeza… estaba borracha, pero no pensaba precisamente en eso sino en su vacío interior. Su objetivo aquella noche, por así decirlo, era el de encontrar un amante diferente, algo que le llenase completamente… una pasión pasajera que valiese la pena recordar.

Se levantó pasados unos cuantos minutos, tirando el cigarrillo al váter, y miró su rostro en el espejo preguntándose qué le había hecho fallar de nuevo. Acto seguido se desnudó y entró en la ducha, dejando que el agua caliente recorriese su cuerpo mientras ella apoyaba sus manos contra la pared. Sus ideas parecían ir limpiándose; veía como el desagüe se llevaba los rastros de la decepción, una vez más.

Se secó de arriba a abajo, se puso unas bragas limpias y un sujetador; apartó el vaho del espejo y vio a una persona distinta, a una mujer sonriente y entera que salía del baño para entrar en su habitación, donde dormía plácidamente su más fiel amante, en completo silencio. Se acurrucó junto a él, sin quererle despertar; acariciando su espalda y besando su cuello, apartando las sábanas, contemplando su cuerpo inmóvil, como inerte; poco a poco notaba su excitación y besó su boca, todavía dormida, mientras su mano resbalaba bajo su vientre. Él ni siquiera se inmutaba de lo que ocurría cuando ella envolvió su cintura con sus piernas. Posando las manos sobre el colchón comenzó a moverse, podía sentir intensamente como estaba dentro… en ese momento despertó acariciando sus pechos, le arrancó el sujetador y bebió de ellos… ella apretaba fuerte su cabeza hasta que llegó el clímax, recorriendo su cuerpo de principio a fin.


Estremecida y agotada se recostó junto a él, que no dijo nada y volvió a dormirse en completo silencio, cuando ella lo agarró para que volviese a ser su almohada.

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