Llevaba más horas de las que nunca había
llegado a contar en aquélla habitación, encerrado por su propia voluntad con la
única luz que le proporcionaba una vela a punto de consumirse.
Pronto vendrían a por él. Ya no le quedaban lugares
donde esconderse.
Intentó recapacitar. Qué le había hecho llegar
hasta allí.
No pudo, se encontraba totalmente bloqueado.
Nada, nada, nada, nada, nada…
absolutamente nada…
nada de nada… una gran nada…
simplemente: nada…
eso es todo cuanto tenía, cuanto pensaba…
nada.
De repente, aunque sin saber el momento
exacto, aquellos seres comenzaron a aporrear la puerta.
Por su frente comenzaron a caer gotas de
sudor, lágrimas de sus ojos… sus dedos parecían deteriorarse…
…un agujero se formó en el suelo y no vio más…
…cuando esos seres consiguieron derribar la
puerta la habitación estaba vacía…
…Todo había sucedido en un abrir y cerrar de
ojos.
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