A mí
me empiezan a entrar dudas cuando llegas de trabajar de la droguería dejando
por el pasillo una estela aromatizada de Varon Dandy mientras corres hacia la
ducha. Por no hablar de las noches en las que te despierto a las tres de la
madrugada y nunca tienes ganas. En cambio tú, te quedas como si nada al meter
en la lavadora mis camisas manchadas de rojo carmesí.
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