25.4.11

El Mago

A nadie le extrañó su muerte, ni que el cuerpo nunca fuese encontrado. Al fin y al cabo era un truco peligroso y lo sabía, pero era el único que hacía bien… ni cartas ni conejos recién salidos de la chistera… ni la maldita magia Borrás. Era su truco, “El Truco”, sólo que esa última vez no pudo tan siquiera empezarlo.


Días después encontraron su camiseta donde aún se podía leer: “Soy mago: te echo dos polvos y desaparezco”.

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